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Verano. Marina Gasparini Lagrange


A los pocos minutos de llegar al Lido, caminaba por el Gran Viale escuchando el chillido penetrante de las cigarras. Han debido ser cantidad de ellas; sin viento, sin aire y con gran humedad, el agobio de ese canto se sumaba a un cielo que ya había comenzado su recorrido hacia la noche.
Cuando llegué a la playa no tardé en cubrir mis pies con el mar. Pasaron minutos antes de que comenzara a caminar. Caminaba entregándole las huellas de mis pasos al agua. Durante la noche, las corrientes se sumarían a las mareas de la laguna para dejar ante ti mis pisadas. En la espuma extenuada, el ritmo lento de mi caminar.
¿Recuerdas cuando Pavese escribió: «La poesía comienza cuando un tonto dice del mar: Parece aceite?” Así era el mar hoy. Estaba como yo: inmóvil, sin fuerzas ni respiro, pero bañando la orilla con los rumores de su profundidad. A medida que el cielo se cubrió de sombras, los colores perdieron nitidez. En pocos minutos el agua y el cielo compartieron los tonos de una misma oscuridad. El horizonte desapareció con el último resplandor; entonces llegó la noche. Una noche sin reflejos.
De regreso en el Gran Viale, las cigarras y su canto agónico de muerte.
FOTOGRAFÍA: Marina Gasparini Lagrange

El juguete de Pedro Guillermo Jara

La ciencia ficción te balancea en el acantilado.
La fantasía te empuja”.
Ray Bradbury
Cierto día apareció en mi jardín un juguete como un pequeño camión metálico de seis ruedas. Abrí la puerta y lo observé intrigado. El juguete giró su pequeña cámara y me observó a la distancia. Luego, con una tijera cortó una rosa y la guardó en su interior; con una pequeña pala mecánica tomó una muestra de tierra y la guardó; con una pinzas tomó una bolita de vidrio, la observó con su cámara y la guardó; avanzó un par de centímetros y con las mismas pinzas tomó una boleta del agua, la observó, la dobló en cuatro partes y la guardó; con una pequeña red atrapó una libélula y la guardó. Su cámara giró en noventa grados y se dirigió hacia una piedra, la levantó con su pequeña grúa y atrapó un grillo que también guardó.
El juguete avanzó hacia mí, se detuvo frente a mis pies, alargó su cámara hasta la altura de mi ojo, escudriñó mi rostro, me tomó una foto para luego regresar al centro del jardín. De detuvo, guardó todas sus herramientas con un susurro electrónico y se quedó quieto. Comenzó a vibrar. Desde la parte inferior del juguete parpadeó una luz roja; luego se encendió una llamarada azul que lo elevó sobre el suelo, oscilando en el cielo, para desaparecer desde mi vista.
Me quedé allí, en el dintel de la puerta, sin comprender, en este medio día marciano.
FOTOGRAFÍA: Alexis Pérez-Luna

Los sordos trilingües. Juan Carlos Chirinos

Juan Carlos Chirinos (Valera, 1967) Licenciado en Letras Universidad Católica Andrés Bello. Realizó estudios doctorales en la Universidad de Sa-lamanca. Actualmente vive en España. Ha publicado los libros de relatos: Leerse los gatos (1997), Homero haciendo zapping (2003), Los sordos trilingües (2011); las novelas: El niño malo cuenta hasta cien y se retira (2004), Nochebosque (2011) y las biografías: Alejandro Magno, el vivo anhelo de conocer (2004), Albert Einstein, cartas probables para Hann (2004), La reina de los cuatro nombres. Olimpia, madre de Alejandro Magno (2005), Miranda, el nómada sentimental (2006) Su obra ha sido traducida al árabe, francés e inglés y está recogida en varias antologías.  

LOS SORDOS TRILINGÜES Para Tomás Onaindía 
Tres compartían el viejo faro del pueblo. Nadie les hablaba; «esa gente no es amigable; huye de la sonrisa de los demás», explicaban. A veces parecía que habían muerto: tal era el silencio en el faro. Otras, creían que se estaban matando. No tanto por los gritos y tozude-ces cuanto por el ulular en que se convertían sus voces cuando arribaban a las calles de la plaza del gobernador. Ich verstehe niente nigdy, se escuchaba de noche, por ejemplo, y los muy religiosos se persignaban. Porque dicen que los sordos, para entenderse entre ellos, tienen que hablar la misma lengua.

«FACEBOOK IS A SOCIAL UTILITY THAT HELPS PEOPLE COMMUNICATE MORE EFFICIENTLY WITH THEIR FRIENDS, FAMILY AND COWORKERS» (microrrelato documental y crítico) 
–¿Qué es lo que más te gusta de Facebook? –preguntaron Mark y Chris, con su entu-siasmo de siempre.
–El racismo –contestó Hitler, actualizando su estado con una carita sonriente–. Por lo demás, todo bien.

FILL IN THE BLANK (microfábula en tres intentos) Primer intento.
Había una ____ ___ ___ ___ _______ lejano reino, ________ ________ ____________ Rosaura. _______ ____________ ____________ ____________ ________. _____________ _______ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ________________ ________ ________ _ ____________________ _ _ _ _ _ ___________ _ _ ___________ _ ____ ______________ __________ _ _______________ perdices.
Segundo intento.
[ATENCIÓN: RELLENE CON LETRA CLARA Y LEGIBLE, PREFERIBLEMENTE DE MOLDE Y EN MAYÚSCULAS. NO ESCRIBA FUERA DE LA LÍNEA PUNTEADA, NI UTILICE PLUMAS O BOLÍGRAFOS QUE CHORREEN. EN CASO DE SALIRSE DE LA LÍNEA DEL RELATO, SOLICITE UN NUEVO IMPRESO Y COMIENCE DE NUEVO DESDE EL PRINCIPIO. NO SE SALTE NINGUNO DE LOS ÍTEMS NI HAGA TRAMPA. SÓLO SE PERMITE UN DRAGÓN POR VEZ. TODO IMPRESO HA DE POSEER FINAL FELIZ.] Tercer intento.
[USTED PROPONGA. NOSOTROS DISPONDREMOS].

IMITA A LOS GRANDES, LE DIJERON Fuma para poder escribir unas memorias como Zeno, dentro de muchos años, cuando sea mayor y más deprimente; para tener algo que contar en esas edades; bebe como Arturo Bandini con la esperanza de que en cualquier momento, en cualquier biblioteca del mundo, un Bukowski lo descubra, alucinado; reza para sentarse en la estación de invierno del puer-to más lejano de Crimea y morir como Tolstoi, decrépito y célebre. Y todo lo que ha conse-guido es una rara enfermedad de los pulmones que ha inspirado la oscura ponencia de un médico en un congreso al que nadie quiere ir. «Quizá si escribiera algo», piensa mientras dispone la oreja derecha para cortársela con una tijera.

HAMLET PARA MÓVILES Para Ernesto Pérez Zúñiga  
[sms001] «¡El príncipe está loco!», declaran en la corte bufones que algún día serán ajusti-ciados: «la causa es que su tío ahora es el consorte de su madre ¡Y dicen que están enamo-rados!» [sms002] Me estoy metiendo un dedo.
Hoy no puedo sentir nada, debe ser la botella de vodka de anoche, la hojilla que se hundió en mi yema esta madrugada o la antigua picana del general. Tú sabes cómo es. El general.
[sms003] «La noche silenciosa cual trampa misteriosa, alitera la sombra del padre asesina-do; el joven temeroso se acerca hasta la sombra y allí le es revelado el secreto.» [sms004] El otro día me levanté una teta hasta los ojos. No sabía que pudiera hacer tales malabarismos. Quién lo diría. Resulta que, si aprieto con firmeza, del pezón sale un líquido cristalino y viscoso. Y no es leche, te lo puedo asegurar.
¿Supuro? El líquido rojo que se desliza por mis piernas es grumoso, como si el cerebro se escapara derretido por alguna forma extraterrestre de calor. No es agua y mucho menos leche. ¡No me gusta ser líquida por todos lados! [sms005] «Consternado, regresa hasta su madre y le advierte cauteloso que en medio de una fiesta y gran algarabía, su sangre envenenada se mezclará con otra.» [sms006] Para qué voy a mentir. Esta mañana me dieron otra paliza. Pero, como recompen-sa, luego pude comerme un helado de los que tanto me gustan. No debo portarme mal. No saco nada con ello.
[sms007] «La madre, sin embargo, se entrega meretriz con gran altanería a quien junto con ella tendrá final famoso.» [sms008] Cuando salgo por la fruta, siento que el camino hacia la tienda es justo la canti-dad de libertad que necesito. Mi casa, mi sagrada casa.
[saldo insuficiente]  

CRÍTICA LITERARIA Murmuró. Encendió un cigarrillo.
Y siguió dándole patadas al cadáver exquisito de Goytisolo.

Bichos breves

La microficción en la era de la hormiga

Entrevista a Clara Obligado.
Sandra Bianchi dialogará con la autora 
en el marco del festival Luz de Agosto

Jueves 2 de agosto a las 19 hs.
Casa de Letras Perú 375 – P 8 – San Telmo

Cien años de Virgilio sin Eneida en el insomnio de Saturnino Rodríguez Riverón


Fotografía: Alexis Pérez-Luna
La montaña insomne

(dos virgilios en uno)
La montaña tiene mil metros de altura y el hombre se acuesta temprano. Ha decidido comérsela poco a poco, por eso no puede conciliar el sueño. Es una montaña como todas. Da vueltas en la cama. Se enreda en la vegetación, en las piedras, la tierra, los animales y hasta en los seres humanos que suben y bajan por sus laderas. Enciende un cigarrillo. Lee un poco. Pero no puede dormir. A las tres de la madrugada se echa boca abajo sobre ella y empieza  a masticar lo primero que le sale al paso. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. El amigo le aconseja que vuelva a la casa con el cuerpo molido y las mandíbulas deshechas. Hace todo esto pero no puede dormir. Después de un breve descanso se sienta a mirar la montaña en azulada lejanía. Esta vez acude al médico. Si le dijera estas cosas, se reiría a carcajadas o le tomaría por loco. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. Sabe lo que se trae entre manos. A las seis de la mañana ve muy bien que pierde redondez y altura. Carga el revólver y se levanta la tapa de los sesos. Entonces hablarán de trastornos geológicos. He ahí su tragedia: nadie querrá admitir que no se ha podido quedar dormido a causa de una montaña devoradora. Un insomnio de mil metros de altura es una cosa muy persistente.

Cien años de Virgilio Piñera


Hace cien años nació el estupendo narrador, poeta y dramaturgo cubano Virgilio Piñera (1912-1979). Piñera escribió cuento, novela, poesía, teatro y una minificción clásica:

EN EL INSOMNIO
El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarrillo. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormir. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que enseguida tome una taza de tila y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al medico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revólver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre esta muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa muy persistente.

Fedosy Santaella en Ficción Mínima en papel


Sábado 21 de Julio de 2012
Literales de TalCual, p. 22

LO DE SIEMPRE
–Te advertí que te amaría hasta la locura ­dijo A sonriente.

–Sí, hasta mi locura –respondió B y se lanzó por la ventana.

BREVE
Él dijo tan bien.

Ella dijo tan poco.

DOBLEZ
Era un hombre con una vida oculta, de allí que le fuese tan difícil hallarse a sí mismo.

EL NOMBRE
Aquella mañana, al entrar en la oficina, Vicentico fue recibido con un saludo extraño de parte del primer colega que se encontró.
–Buenos días, Raúl –le dijo el individuo.
Vicentico dejó pasar lo que consideró un descuido y siguió a su puesto de trabajo. Poco después, otro compañero también lo llamó Raúl. Y así, en menos de media hora, todo el mundo lo había llamado por ese nombre.
Vicentico pensó que sus colegas habían tramado una componenda con el fin de pasar un buen rato a costa suya, y se quedó tranquilo, con la esperanza que su indiferencia bajara la intensidad de la chanza.
Pero ya al final del día, al notar que le seguían diciendo Raúl, decidió darle un parado al asunto.
–Muchachos, ya está bueno ya –dijo poniendo cara de hombre serio.
–¿Bueno de qué, Rául? –preguntó alguno.
–Ya está bueno de llamarme Raúl -replicó él.
–¿Y bueno Raúl, cómo quieres que te llamemos? –quiso saber otro.
–Como me llamo, Vicente.
–Okey, está bien, Raúl –dijeron todos y, al verlo tan alterado, fueron alejándose.
Vicentico, harto del asunto, se largó para su casa.
Al llegar, su mujer le dio un beso y le dijo: –Llegaste temprano, mi Raulito.
¡Ah carajo, pero es que su mujer también! Si no fuera porque en su trabajo todo el mundo lo había llamado por el mismo nombre, hubiera pensado que su señora…
¡No, no podía ser! ¡Mucho menos tratándose de ese nombre! Vicentico se encerró en el baño. Sentando sobre la tapa de la poceta, abrió su cartera y sacó la cédula. Allí estaba su foto, la misma cara de siempre, y su número de identificación, el mismo de toda la vida.
Y sus dos apellidos también eran los mismos, sí. Pero su nombre, su nombre no era su nombre, sino el que ya sabemos. Pero esto no fue lo peor de todo, pues cualquiera podría vivir de la noche a la mañana con otro nombre; lo realmente terrible, lo que parecía una broma pesada armada por Dios y por el Diablo en confabulación contra su pequeña existencia, fue que aquel Raúl que tanto le achacaban era el nombre de su peor enemigo.

DE HADAZ
El príncipe irrumpió en el salón real, arrastrando de los cabellos rubios el frágil cuerpo sembrado de flechas. Ya de rodillas frente al desencajado Rey, ofreció aquel cartel con error de imprenta, el único que los emisarios no alcanzaron a sacar de circulación y en el que se podía leer: Rey busca príncipe para cazar a su hija.

VÓRTICES GOZOSOS
Está bien, está bien, ciérrame la puerta del baño, no me importa. Yo me voy para otro lado, para otro baño. Saldré corriendo y llegaré primero que tú. Sí, pegaré una gran carrera, la más grande que jamás haya pegado nadie en todo el universo. No me caeré y llegaré victorioso hasta el váter, hasta la palanquita, y la bajaré, sí, la bajaré feliz de la vida y luego alzaré la tapa, y estallaré en gritos y carcajadas mientras me quedo mirando cómo gira y gira el agua allá adentro.
Y además volveré a bajar la palanca, de eso que no te quepa duda, y me reiré más fuerte todavía, y daré saltos de conejo loco. Y después, después haré lo que más temes. Sí, me inclinaré, estiraré el brazo, lo dejaré caer como una bomba y meteré la mano en el agua, hasta donde alcance, hasta bien adentro. Luego sacudiré, levantaré olas enormes, olas que me chispeen la cara, la boca, los ojos y que mojen este traje de una sola pieza, insoportable y caluroso que debo usar para dormir.
Sí, me bañaré con el agua del váter, y lo haré rápido, muy rápido, antes de que llegues y me levantes de un tirón y me laves las manos con jabón y me vuelvas a decir que con eso no se juega y me saques y cierres la puerta del baño y me pongas a jugar con cualquier juguete aburrido, un trencito, un carrito, un avión, qué sé yo…

*Puerto Cabello, 1970. Ha publicado, entre otros: Postales sub-sole (2006), Rocanegras (2007), Piedras lunares (2008), Las peripecias inéditas de Teófilus Jones (2009), Ciudades que ya no existen (2010), Instrucciones para leer este libro (2012)

Coloquio Internacional de Minificción. Lima-Perú. Octubre 2012

Organizado por Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana, se realizará en Lima, los días 25 y 26 de octubre de 2012.
Este evento se realiza con la finalidad de dar continuidad al interés que la minificción ha suscitado entre escritores, críticos literarios, investigadores, editores e instituciones universitarias, a nivel nacional e internacional, prueba de lo cual ha sido la realización de las Jornadas Peruanas de Minificción.
El objetivo primordial de este evento es reunir a escritores, críticos literarios investigadores, editores, estudiosos del género, profesores, estudiantes y todos aquellos interesados en el tema, con el fin de evaluar el desarrollo de la minificción en el mundo.
Ejes temáticos: El Coloquio se desarrollará en torno a los siguientes temas:
1. La minificción y TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación)
2. Minificción y teoría literaria: enfoques analíticos, procesos de recepción y categorías interpretativas.
3. La minificción y las antologías.
4. Teoría literaria: modos de análisis, canon y corpus, categorías analíticas.
5. Microrrelato, modernidad y posmodernidad.
Entre las dinámicas del Coloquio se han previsto conferencias plenarias, mesas temáticas tanto de críticos como de creadores, lecturas de minicuentos, presentación de libros y debates.
Lenguas oficiales: español y portugués.
Participantes: Podrán participar investigadores, especialistas, docentes, graduados y alumnos en calidad de expositores y asistentes.
Recepción de resúmenes y trabajos: Ponentes: Se recibirán los resúmenes hasta el 30 de setiembre de 2012 y por correo electrónico exclusivamente en coloquio.inter.minificcion@hotmail.com
El resumen será no mayor a 200 palabras, interlineado 1,5. El formulario de inscripción lo encuentra aquí.
Escritores: Deberán enviar una ficha personal o su currículum vitae resumido, juntamente con una selección de sus minificciones (mínimo 5 textos y máximo 10), antes del 30 de setiembre de 2012.

Cinco filosas de Leonardo Dolengiewich

Homenaje comprometido
Estamos aplaudiendo hace diez minutos. No podemos parar, estamos obligados. Tenemos las palmas rojas pero seguimos. Ya van treinta minutos. Algunos están lastimados. Mas sabemos que el castigo a la desobediencia podría ser severo. Una hora. A todos nos sangran las manos. El agasajado toma el micrófono. Dice que no exageremos, que se nota. Seguimos aplaudiendo.
Edipo
Lo dejaron en el monte Citerón, recién nacido y a su fortuna, condenándolo así a la muerte.
Lo encontró un pastor y se compadeció de él, condenándolo así a la vida.
Interés leonino
En su primer día al frente del Ministerio de Educación, el Tuerto López se sienta frente a su escritorio, cierra su ojo y hace un repaso mental de su carrera laboral. Se detiene especialmente en su primer año de docencia en escuelas primarias, en sus alumnos de aquel momento, en la afición de estos últimos por las hondas, en la puntería que tuvo uno de ellos para atinarle al rostro del docente inexperto. Cuando concluye el racconto, abre el ojo, enciende su computadora y redacta la Ordenanza 35, que impone para todas las escuelas de la provincia la cría obligatoria de cuervos.
Debut circense
Cierra los ojos y visualiza una vez más aquella imagen. Él, firme frente al león, le indica a la bestia que se quede quieta y que abra la boca. El circo está absolutamente repleto y el público, en silencio absoluto, observa con  asombro cómo el felino obedece. Luego, él mete la cabeza en las fauces pestilentes del animal y el público estalla en un aplauso conmovedor.
Entonces, oye una voz que le dice al oído: ahora. Es empujado mientras abre los ojos. Todas las miradas del circo se dirigen a él. Ya escucha los rugidos, cada vez más cercanos.
Entonces, se arrodilla y, mirando a un punto fijo del público, dice: Salud, César, los que van a morir te saludan.
Hacerse grande
Como había hecho de niño tantas veces, preparó el baño para su tía y se escondió para espiarla. Pero esta vez, era diferente: él ya había cumplido los dieciocho años. No se ocultó afuera para mirar por la ventana. Se quedó adentro, tras la puerta del baño.
Cuando la tía se desnudó y se sumergió en la espuma, él se abalanzó. Ella lo recibió con una sonrisa y le dijo al fin.
Leonardo Dolengiewich nació en 1986 en Mendoza, Argentina, donde aún reside. Es Técnico en Tiempo Libre y Recreación y estudiante de Psicología.
Durante 2009 y 2010, coordinó un taller de creatividad literaria para adolescentes en el Centro Literario Laberinto.
En 2009, participó de la Mesa de microrrelatos en la Feria del libro de la Provincia de Mendoza. Y en 2011, participó en las IV Jornadas Nacionales de Minificción realizadas esa misma provincia.
Algunas de sus microficciones han sido publicadas en la «I Antología Triple-C. Microrrelatos reunidos» y en el libro «200 microrrelatos de terror ArtGerust. Homenaje a Edgar Allan Poe».
También han publicado algunos de sus textos los sitios web: Letras de Chile, Internacional microcuentista, Químicamente impuro y El microrrelatista.
Su blog personal de microficciones es:  http://mepodesleeraca.blogspot.com.ar/